lunes, 14 de agosto de 2017

Horizontes culturales de Mesoamérica



Hace poco más de 20 años los especialistas de nuestra historia antigua se dieron a la tarea de estudiar la forma más conveniente de encuadrar los periodos de la historia prehispánica de nuestro país, decidiendo que lo más conveniente sería el establecimiento de los llamados horizontes culturales, entendiendo como tales una determinada época cuyo estilo artístico y su evolución cultural ofrecen rasgos distintivos que los hacen reconocibles.

Para algunos investigadores el término horizonte, implica una concepción puramente estratigráfico y lo conciben como una capa de restos materiales de una o varias culturas. Otros emplean El término para significar los niveles de la evolución social y hay quienes le dan un sentimiento puramente especial. Algunos especialistas lo definen como aquellas épocas durante las cuales los pueblos de una región (área) prestan características económicas, culturales, artísticas y técnicas semejantes. 

Se dividido en: Preclásico, Clásicoy Posclásico.

Preclásico (2500 a. C. - 200 d.c.)

El comiso del periodo preclásico es definido casi siempre a partir de los indicios más antiguos de la fabricación de cerámica, los más antiguos de ellos fueron encontrados en Guerrero, cerca de la localidad de Puerto Márquez, y se calcula que datan del año 2440 a. C.

Los primeros 1300 años de este período son definidas como preclásico temprano. Se trata de una dilatada época en la que se van desarrollando lentamente los rasgos característicos de Mesoamérica. En este tiempo, los procesos de sedentarización y la práctica de la agricultura se hayan plenamente consolidados. No obstante, los mesoamericanos del preclásico temprano debían complementar sus actividades económicas con pesca, recolección y casa.


La gente vivía en pequeñas aldeas de casas de barro, con una población reducida. Hacia el final de este horizonte algunas de ellas crecieron en población y llegarían a  ser dominantes, como el Opeño, en occidente; Tlatilco, Coapexco y Chalcatzingo, en el centro, y San José Mongote, en Oaxaca.

El desarrollo de las aldeas de la venta-cultural Mercaleón es considerado como el marcador del inicio del preclásico medio (1200-400a.C.). La vida Aldeana se volvió más compleja y se establecieron redes de intercambio interregional entre las poblaciones dominantes. En virtud de esas redes algunas de las grandes aldeas extendieron su influencia en regiones muy amplias de Mesoamérica.

Durante este periodo tiene lugar el desarrollo de la cultura olmeca, que presume todos los desarrollos culturales de los mesoamericanos de aquel tiempo. De esta cultura son los primeros indicios de escritura y del uso de calendarios. Debieron tener una estructura social muy compleja que les permitió desarrollar su estructura y arquitectura monumental. Los principales sitios de esta cultura son la venta, tres aportes y San Lorenzo, ubicados en la llanura costera del golfo de México. También se ha encontrado evidencia de ellos en  (Guerrero) y en Chalcatzingo (Morelos), y se presume que sus relaciones con las áreas Oaxaqueñas y Maya contribuyeron al desarrollo cultural de esas regiones.

La declinación de la cultura olmeca dio origen al periodo preclásico tardío (400 a. C-150 de. C.). Se trata de una época de diversificación cultural y asimilación de los elementos olmecas en los sistemas culturales de cada pueblo. Con esa base dieron comienzo varias de las tradiciones más importantes de Mesoamérica. Sin embargo, Cui Cuilco, en el sur del valle de México y Chupícuaro, en Michoacán, serían las más importantes. La primera llegó a convertirse en la mayor ciudad De Mesoamérica y principal centro ceremonial del valle de México y mantenían relaciones con Chupícuaro. La declinación de Cui Cuilco es paralela a la emergencia de Teotihuacán, y se consuma con la erupción de Xitle (150 d.C), qué motivó la migración de los pobladores al norte del valle de México. La cultura Chupícuaro es conocida sobre todo por su producción de alfarería, cuyas huellas se han detectado por la amplia zona ubicada entre el Bajío y la cuenca lacustre

Hacia el final del preclásico había comenzado la planificación de las ciudades que llegaré vencer emblemáticas de Mesoamérica, como Montealbán y Teotihuacán

Clásico (200-900 d. C.)
Este período está marcado por el apogeo teotihuacano y concluye con las migraciones nahuas y el establecimiento de centros regionales en el valle de México. Se divide en dos periodos: el clásico temprano y el clásico tardío.

El clásico temprano abarca de los primeros 400 años del período y coincide con la época de mayor apogeo de Teotihuacán. Durante este periodo se consolidó el progreso de urbanización que se observaba desde el preclásico tardío.
De esta suerte, nacieron ciudades como Cholula, en el valle Puebla-Tlaxcala; Montalbán en los valles de centrales de Oaxaca, Tikal y Calakmul en el área maya (la primera ciudad en Guatemala y la segunda en México). Las obras hidráulicas que permite dieron una alta eficiencia de la agricultura mesoamericana también estaban bien desarrolladas en la época.

La escena histórica fue denominada por los teotihuacanos, que convirtieron a su ciudad en el centro de una amplia red de intercambios comerciales que involucraban especialmente a todos los pueblos mesoamericanos y de oasis América, de los cuales se obtenía la turquesa, uno de los artículos suntuarios más característicos de la civilización mesoamericana. Los teotihuacanos monopolizaban la distribución de la cerámica (en anaranjado y delgada) una de las más finas y apreciadas de la época, producida en Puebla, y de las minas de obsidiana, alabastro y otros minerales de vital importancia para la vida cotidiana de los antiguos mesoamericanos.

Estos productos eran intercambiados con otros pueblos por mercancía, de la cual los teotihuacanos no disponían de su área de influencia directa. Teotihuacán, además, fungía como gran intermediario entre las diferentes regiones de Mesoamérica. La importancia de las rutas comerciales controladas por los teotihuacanos está reflejada en el crecimiento de poblaciones en el área norte de México, qué durante esta época queda integrada en la civilización mesoamericana. Entre estas ciudades se cuentan AltaVista y Loma de San Gabriel

Teotihuacán era una ciudad cosmopolita y multiétnica. En ella se han encontrado indicios de presencia Oaxaqueña y de los pueblos del Golfo, que ocupaban barrios enteros de la ciudad. De igual manera, es patente la presencia teotihuacana en Montealbán y en Ticaco (Guatemala) corazón del área maya que por aquel tiempo vivía su primer período de apogeo.

Hacia el año 600 comenzó el proceso de declinación de Teotihuacán. Este hecho marca el inicio del clásico tardío, caracterizado por la época del florecimiento de las culturas maya y zapoteca, y las modificaciones del panorama político del centro de México (que afectaron a Mesoamérica entera).

Los mayas haber mantenido relaciones comerciales con Teotihuacán durante el clásico temprano. Algunos autores sospechaban que la presencia de rasgos culturales teotihuacanos en Pikake y otros centros importantes de la zona sugería que los mayas habían estado sujetos al dominio directo de los teotihuacanos. Sin embargo, interpretaciones más recientes de esos materiales apuntan a que la relación entre Teotihuacán y los mayas fueron de otra índole, comercial seguramente. A la luz de este enfoque, la presencia de elementos y objetos del altiplano de Tikal pueden interpretarse como una estrategia de la élite maya para con referirse legitimidad a sí misma, las ciudades que dominaban en dicha época era el norte de Teotihuacán y en el sur, las ciudades rivales de Tikal y Calakmul.


Posclásico (800-llegada de los españoles)


La característica principal  del Posclásico fue el militarismo. En este periodo hubo una gran movilidad de población del Norte, inestabilidad política, difusión de elementos culturales y procesos de expansión de poder. El Centro de México es considerado el escenario principal de este periodo.

El Posclásico está marcado por las migraciones de grupos provenientes del Norte, agricultores o cazadores-recolectores, llamados genéricamente chichimecas. Estos nómadas y sedentarios llegaron al Centro de México, donde asimilaron formas de vida más complejas a las de ellos y se incorporaron a la vida política. En algunos casos llegaron a tomar el poder, gracias a su capacidad militar.

La reestructuración política del Posclásico implicó que los centros de poder no sólo tenían un dominio económico regional a través del control comercial sino también buscaban un sometimiento que consiguiera poner bajo su mando a pueblos en condición de tributarios. Esto provocó un clima generalizado de rivalidades, resistencias y agresiones. 

El militarismo implicó que hubiera guerreros profesionales, que la casta militar tuviera gran poder social y político y que aumentaran considerablemente los sacrificios humanos para dar un sentido sagrado a las campañas de conquista y expansionismo.


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